El mundo digital está en nuestras vidas y, queramos o no, lo aceptemos o no, ha venido para quedarse. Las nuevas tecnologías han definido una nueva forma de comunicarse y relacionarse entre personas, empresas y gobiernos.
La tecnología se ha convertido en uno de los principales pilares del mercado digital, sustentando gran parte de las actividades económicas y sociales de nuestra sociedad. Sin embargo, a medida que se va integrando en nuestras vidas diarias, también se van planteando nuevos riesgos y amenazas de sobre las personas, empresas y administraciones.
Cada día se plantean nuevos peligros en la red que son difíciles de cuantificar. Los ataques son cada vez más elaborados y más sigilosos, por lo que cada día es más necesario un cambio de paradigma al gestionar los riesgos cibernéticos. Es necesario replantear las estrategias de gestión de riesgos digitales corporativos y adoptar medidas que permitan mejorar la fiabilidad, la seguridad y la resiliencia, para que las empresas y las personas podamos aprovechar plenamente las ventajas de la economía digital.
Ya no nos cuestionamos tanto (algunos todavía sí… quizás por desconocimiento) si las ciberamenazas pueden afectar a una empresa, con independencia de su tamaño. La pregunta que tenemos que plantearnos es, simplemente, cuándo sucederá y si estaremos preparados para hacerles frente.
Teniendo esto en cuenta, las pólizas de ciberriesgos se establecen como una buena medida de defensa que, junto con la concienciación de los trabajadores y el incremento de la ciberseguridad corporativa, nos podrán dar la seguridad que necesitamos para seguir adelante con nuestro trabajo, con nuestro negocio.
Estas pólizas nos permitirán gestionar los ciberriesgos corporativos con mayor efectividad y mejorar el nivel general de la ciberseguridad de nuestro negocio, pero además, nos ayudarán a mantenernos al día de las amenazas cibernéticas a las que estamos expuestos.
Pero, ¿quién debe ocuparse de los incidentes de ciberseguridad? No es trabajo de uno, sino de todos, como equipo: es tarea del sector asegurador, de los proveedores de servicios de ciberseguridad y de asesoramiento en riesgos, de la Administración Pública, y de las empresas y trabajadores.
Cada uno con nuestra función, somos responsables de poner nuestro granito de arena en ciberseguridad.
No valen las visiones sesgadas (aunque lícitas) del fabricante que quiere vender su producto, de la empresa consultora que quiere vender sus servicios, de las aseguradoras que quieren vender sus pólizas. Lo que de verdad protegerá nuestra información, nuestro negocio, será el ser capaces de ver que necesitamos una buena combinación de todas las opciones, para tratar de que los incidentes no ocurran, pero cuando lleguen, tener las medidas adecuadas para que nuestra empresa no esté comprometida hasta el punto de morir.
La mentalidad y el enfoque con el que los fabricantes, consultoras y aseguradoras deben diseñar y comercializar sus productos y servicios también debería tener un enfoque global, transversal y multidimensional.
Hoy más que nunca, la unión hace la fuerza.